January 27, 2017

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

El papa Francisco y el nuevo estilo de política sustentado en la paz

“Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mt 5:38-39).

En su mensaje en ocasión de la Jornada Mundial de la Paz 2017, el papa Francisco propone “un nuevo estilo de política para la paz y la no violencia.” Su mensaje resulta muy oportuno ya que el mundo continúa enfrascado en el círculo vicioso de la violencia y el discurso político se hace cada vez más intolerable.

El papa Francisco ofrece una solución al problema de la violencia que no es nada nuevo pero sí muy difícil de lograr. La llama la “no violencia activa.”

Existe la tendencia a percibir la paz (y a los pacificadores) como algo pasivo. Muy a menudo se cree que pacificar es simplemente “poner la otra mejilla,” aceptar los reveses de la vida con una vaga esperanza de que al final todo saldrá bien. Ese no es el estilo de pacificación que el papa Francisco nos exhorta a que adoptemos. Su método de pacificación es activo, no pasivo. Es la manera de santa Teresa de Calcuta, Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr., y, de acuerdo con el papa Francisco, de las “miles de mujeres liberianas” que contribuyeron a poner fin a la guerra civil del país.

El Sumo Pontífice nos dice que “la no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto.” Las diferencias entre nosotros son reales, al igual que las heridas y los amargos desacuerdos. Pero debemos estar dispuestos a “aceptar sufrir el conflicto, resolverlo” y hacer de la no violencia activa nuestro método predilecto para lidiar con cualquier dificultad que surja entre personas, familias, comunidades, países y pueblos.

Después de haber pasado todo un año concentrados en la misericordia como la fuente de la curación y la esperanza, no es de sorprender que el Santo Padre destaque ahora la importancia de “ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia” para poder convertirnos en pacificadores, personas no violentas que tienen el compromiso de construir comunidades no violentas que promuevan el bien común y cuiden el hogar común.

El papa Francisco proclama la máxima que afirman todas las religiones verdaderas: La violencia nunca es buena, nunca es santa y jamás es la voluntad de Dios. “Lo reafirmo con fuerza: Ninguna religión es terrorista y nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa. Sólo la paz es santa, no la guerra.”

Tristemente, la gente religiosa no siempre se adhiere a esta verdad. Muy a menudo procuramos la venganza, en vez del perdón, y sembramos semillas de discordia, en vez de solidaridad. Es por ello que la misericordia es tan necesaria para la no violencia y por lo que el perdón es la clave para hacer a un lado las faltas y acoger juntos el futuro.

La no violencia es necesaria para poner fin a las hostilidades del mundo, pero el papa Francisco nos recuerda claramente el viejo dicho de que “toda política es local.” La pacificación debe comenzar por casa, en el corazón de cada uno, en las familias y en las comunidades. Para citar la letra de un cántico popular: “Que haya paz en la Tierra y que comience por mí.” Si estoy enojado con mi hermano, debo hacer las paces con él, por mi propio bien y por el de mi familia.

El nuevo estilo de política que propone el papa Francisco dista mucho de la política divisoria que hemos presenciado recientemente en Europa y en Estados Unidos. No consiste en insultar ni en levantar acusaciones y sospechas contra los políticos y sus seguidores. “Que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas,” nos dice el papa Francisco. La no violencia activa es la búsqueda genuina de terreno común y un compromiso sincero para trabajar juntos por el bien común para todos.

Sí, en efecto habrá diferencias entre nosotros, en nuestros hogares, nuestras comunidades y nuestros países. Pero “afrontémoslos de forma constructiva y no violenta—expresa el papa—de manera que “las tensiones y los opuestos [puedan] alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida.”

El mandato de Jesús de poner la otra mejilla no es una invitación a la pasividad sino la exhortación a que seamos audaces y valientes ante el mal, y a que respondamos de una forma no violenta, no con odio y venganza.

Escuchemos atentamente el mensaje del papa Francisco, así como las palabras y el ejemplo de Jesús, y comprometámonos a la no violencia activa como el nuevo “estilo de política” aquí en nuestro hogar y en todo el mundo.
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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