El rostro de la misericordia / Daniel Conway
Mantengan viva la fe, la mirada fija en Jesús
En vista de los terribles sucesos que se viven en el mundo, desde desastres naturales hasta las atrocidades que comete el hombre en todos los rincones del planeta, ¿cómo podemos seguir siendo un pueblo de fe?
El papa Francisco nos lo explica muy claramente: mantengamos viva la fe posando la mirada fija en Jesucristo. El Sumo Pontífice nos dice que somos capaces de lograrlo ¡porque Jesús tiene la mirada fija en nosotros! “La mirada de Jesús va a lo grande y a lo pequeño. Así mira Jesús: nos ve a todos, pero mira a cada uno de nosotros. Ve nuestros grandes problemas, nuestras grandes alegrías, y ve también nuestras cosas pequeñas. Porque está cerca. Jesús no se asusta de las grandes cosas, pero también tiene en cuenta las pequeñas. Así nos mira Jesús.”
Puesto que Jesús siempre nos mira, sentimos el apremio de devolverle la mirada. “Yo voy, miro a Jesús—nos dice el papa Francisco—camino delante, fijo la mirada en Jesús y ¿qué encuentro? ¡Que Él tiene fija la mirada sobre mí! Y esto me provoca gran estupor. Es el estupor del encuentro con Jesús. ¡Pero no tengamos miedo! Corramos por este camino, siempre con la mirada fija en Jesús. Y tendremos esta bella sorpresa: nos henchirá de estupor. El mismo Jesús tiene fija su mirada sobre mí.”
¿Por qué la mirada de Jesús es tan crucial para nuestra fe? No hay nada que padezcamos, ya sea de soledad, temor, dolor, desaliento o incluso la muerte, que Jesús no haya padecido y superado por nuestra salvación. Él es prueba de que la “esperanza emana eternamente” y que el “amor es más fuerte que la muerte.” Si Jesús está con nosotros, somos invencibles. Con el sustento de su gracia podemos soportar todas las privaciones y superar cualquier obstáculo.
Cuando nuestros ojos se encuentran con los de Jesús podemos conectarnos con Él de formas verdaderamente transformadoras. La mirada de Jesús no es pasiva ni indiferente. Tal como lo expresa el papa Francisco, Jesús está cerca de nosotros, no solamente en el sentido de proximidad, sino que es uno con nosotros, está más cerca de nosotros de lo que estamos nosotros mismos. La mirada de Jesús nos atraviesa y penetra hasta la esencia de nuestro ser, nuestro verdadero corazón y nos infunde la fe más profunda que existe. “Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mt 28:20).
Incluso en la víspera de la muerte, Jesús está siempre con nosotros. Siempre está cerca de nosotros. Así que el papa Francisco nos enseña que no tenemos nada que temer. “Porque Cristo es el primer fruto de la futura resurrección. Ante el misterio de la muerte y la pérdida de nuestros seres queridos, los cristianos enfrentamos el desafío de mantener firme la fe con la promesa de la vida eterna del Señor. Pablo les dice a los tesalonicenses que lleven la esperanza de la salvación como un yelmo [1 Tesalonicenses 5:8] sabiendo que, puesto que Cristo ha resucitado, el objeto de nuestra esperanza es algo cierto. De esta forma, pues, la esperanza cristiana es una forma de vida: vivimos diariamente con la esperanza de la resurrección.”
El camino de la vida de la esperanza cristiana debe vivirse a diario, en presencia de todas las desilusiones y los sufrimientos de la vida, sean estos grandes o pequeños. Los mártires son testigos de la esperanza. Son niños, hombres y mujeres que “vivieron a diario con la esperanza de la resurrección.” Son personas que fijaron su mirada en Jesús y se negaron a apartarla, sin importar las consecuencias.
Al papa Francisco le gusta la frase “todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro.” Ve en esto una afirmación del poder transformador de la gracia de Dios. Todos somos pecadores que estamos llamados a la santidad. Todos somos personas desesperadas, desalentadas y temerosas, llamadas a ser testigos de la esperanza. Aquellos que han tenido éxito en esta tarea (los santos y los mártires) no forman parte de una clase privilegiada alejada y distante de nosotros. Ellos también están cerca. Es por ello que pedimos su intercesión en la oración; por ello intentamos vivir como lo hicieron ellos, a la manera de la esperanza cristiana.
Si avanzamos “con perseverancia, manteniendo los ojos fijos en Jesús,” el papa Francisco nos dice que “nos sentiremos completamente estupefactos ante el poder de su amor y su cercanía con nosotros.”
Seamos un pueblo de esperanza que mantiene la mirada fija en el rostro de la misericordia de Dios, Jesucristo.
(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.) †