May 12, 2017

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

Somos católicos ateos si nuestros corazones se han endurecido a la Palabra de Dios

Debemos escuchar la palabra de Dios para evitar que el corazón se endurezca. Ese fue el mensaje del papa Francisco durante la homilía de una misa matutina en la Casa de Santa Marta, celebrada recientemente. El papa destacó que cuando nos alejamos de Dios y nos volvemos sordos a Su Palabra, llegamos a ser católicos infieles e incluso “católicos ateos.”

Un católico ateo es aquel que sigue las costumbres y prácticas de la Iglesia católica pero no cree en Dios. No resulta claro si existen muchas personas que en la actualidad se proclamen católicos ateos, pero el papa Francisco cree que muchos de nosotros hemos sucumbido a este mal por nuestra observancia indiferente de los principios cristianos fundamentales.

Tal como lo expresa el papa, hay quienes afirman “yo soy muy católico, yo voy siempre a Misa, pertenezco a esta asociación y a esta otra.” Pero desde su perspectiva, esas mismas personas también deberían decir “mi vida no es cristiana, no pago lo justo a mis empleados, exploto a la gente, soy sucio en los negocios, hago blanqueo de dinero … [llevo una] doble vida.”

El Santo Padre considera hipócritas a quienes son católicos de nombre pero poco cristianos en sus actitudes y acciones, y nos recuerda que Jesús no toleraba la hipocresía. El papa expresa que: “tantos católicos son así. Y escandalizan. Cuántas veces hemos oído [...] ‘pero, para ser católico como aquel, es mejor ser ateo.’ ”

Las reflexiones del papa Francisco se basan en una lectura del Libro del profeta Jeremías sobre la importancia de escuchar la Palabra de Dios: “Así dice el Señor [...]: esto es lo que les mandé, diciendo: ‘Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien.’ Mas ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que anduvieron en sus propias deliberaciones y en la terquedad de su malvado corazón, y fueron hacia atrás y no hacia adelante” (Jer 7:23-24).

De acuerdo con el papa Francisco, este tipo de dureza de corazón es hipocresía o ateísmo práctico, independientemente de cómo nos identifiquemos. “Cuando nosotros no nos detenemos a escuchar la voz del Señor—subrayó el Pontífice—terminamos por alejarnos, nos alejamos de Él, le damos la espalda. Y si no se escucha la voz del Señor, se escuchan otras voces.”

El Santo Padre señala que si no escuchamos la voz de Dios, al final escuchamos las voces de los ídolos: “nos volvemos sordos: sordos a la Palabra de Dios.”

El papa Francisco habla a menudo sobre los peligros de la sordera o la ceguera espiritual. Relaciona estos males pecaminosos con nuestra incapacidad para abrir nuestras mentes y corazones a la Palabra de Dios, y a nuestra negativa a ver al prójimo, especialmente a los pobres y marginados, como mensajeros de Dios que nos llaman a acogerlo en nuestros semejantes.

“Todos nosotros, si hoy nos detenemos un poco y miramos nuestro corazón, veremos cuántas veces—¡cuántas veces!—hemos cerrado los oídos y cuántas veces nos hemos vuelto sordos,” dice el papa. “Y cuando un pueblo, una comunidad, digamos también una comunidad cristiana, una parroquia, una diócesis, cierra los oídos y se vuelve sorda a la Palabra del Señor, busca otras voces, otros señores, y termina con los ídolos, los ídolos que el mundo, la mundanidad, la sociedad, le ofrecen. Se aleja de Dios vivo.”

Los católicos ateos son aquellos que han cerrado sus mentes y corazones al Dios vivo, pese a seguir cumpliendo con los ritos de la observancia de la fe.

El papa nos llama a la reflexión: “cada uno de nosotros hoy puede preguntarse: ‘¿Me detengo a escuchar la Palabra de Dios? ¿Mi corazón se ha endurecido? ¿Me he alejado del Señor? ¿He perdido la fidelidad al Señor y vivo con los ídolos que me ofrece la mundanidad de cada día? ¿He perdido la alegría del estupor del primer encuentro con Jesús?’ ”

“Hoy es una jornada para escuchar. No endurezcan su corazón” (Sal 95:7-8). Junto con el papa Francisco, pedimos esta gracia: la gracia de escuchar con corazones abiertos, de ser católicos que no sean ateos sino verdaderos creyentes del Dios vivo, que viven la fe y hacen lo que predican.
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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