El rostro de la misericordia / Daniel Conway
La familia es un don y nuestro tesoro más precioso
El papa Francisco habló recientemente a los asistentes a la reunión promovida por la Federación de Asociaciones Católicas de Familias en Europa, y aunque su público era europeo, las implicaciones de sus comentarios son universales.
El papa inició su disertación calificando a la familia como el tesoro más precioso de Europa. “La imagen del ‘tesoro’ estuvo presente en vuestra reunión de ayer que atrajo a Roma a familias procedentes de muchos países de Europa,” expresó el Santo Padre. “Se trata de una imagen que refleja a la perfección el valor que todos debemos darle a la familia. En efecto, las familias no son piezas de museo sino que a través de estas se concretiza el don, el empeño recíproco en la apertura generosa a los hijos, así como en el servicio a la sociedad. Por lo tanto, las familias son la levadura que ayuda a hacer crecer un mundo más humano y fraterno, donde nadie se sienta rechazado, ni abandonado.”
En este sentido, las familias no son estructuras sociales anticuadas cuyas funciones han pasado en la época moderna a manos del gobierno, de las instituciones educativas, los medios noticiosos y de ocio, o a cualquier otra expresión de la cultura seglar. La familia conserva una función única e irremplazable en la vida humana, esa “levadura” que ejerce una influencia transformadora en las personas y las comunidades y los ayuda a convertirse en algo más grandioso de lo que normalmente serían.
Sin la familia, la sociedad humana se vería sumamente disminuida y sería menos humana y fraterna. De hecho, tal como el papa Francisco lo concibe, el don que representa la vida familiar es algo completamente esencial para la salud y el bienestar de la sociedad humana.
“En ‘Amoris Laetitia’ [“La alegría del amor”], subrayé cómo a partir de las familias podemos volver concreto el don a través de la belleza y la alegría del amor recíproco,” señaló el papa a los participantes de la conferencia. “Al contemplarla desde esta perspectiva, su actividad debe servir de recordatorio para todos de que no existe un mejor aliado para el progreso integral de la sociedad que favorecer la presencia de familias en la trama social. La familia también es hoy en día la base de la sociedad y sigue siendo la estructura más idónea para garantizar el bienestar integral de los pueblos, tan necesario para su sostenido desarrollo. Deseo hacer énfasis en que la unidad de todos los miembros de la familia y el compromiso fraterno de esta con la sociedad son los aliados del bien común y de la paz.”
En la familia aprendemos a trabajar en pos del bien común y para alcanzar la paz en todas las naciones y los pueblos; ella nos enseña que todos somos hermanos unidos en una sola familia humana, que las personas de fe reconocen como la familia de Dios.
“La familia es la relación interpersonal por excelencia puesto que es una comunión entre personas,” afirma el papa Francisco. “Sus relaciones como cónyuges, padres y madres, hijos e hijas, hermanos y hermanas, permiten que cada persona encuentre el lugar que le corresponde en la familia humana. La comunión determina la manera de vivir estas relaciones y es la fuerza que impulsa la verdadera humanización y evangelización.
“Por lo tanto, hoy más que nunca es necesaria una cultura del encuentro en el que se valoriza la unidad en la diferencia, la reciprocidad, la solidaridad entre las generaciones. Esta ‘capital familiar’ está llamada a permear en las relaciones económicas, sociales y políticas de todo el continente europeo. Esta forma de ‘ser familia’ que deben transmitir no está supeditada a la ideología de moda sino que encuentra sus raíces en la inviolable dignidad de la persona.”
Por supuesto, lo que resulta adecuado para Europa en su labor de “permear” en la economía y en todas las estructuras sociopolíticas, también resulta apropiado para el continente americano y para el resto del mundo. La familia trasciende todas las ideologías y filosofías políticas y une a hombres y mujeres de fe con todas las personas de buena voluntad. La familia no es una pieza de museo anacrónica; es un don y el tesoro más precioso de la humanidad.
Que la Sagrada Familia nos sirva de guía siempre y nos ayude a transformar la sociedad para el bien de todos.
(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.) †