El rostro de la misericordia / Daniel Conway
El mensaje del papa sobre el matrimonio y las uniones civiles
El mes pasado estalló una verdadera tormenta mediática cuando se informó que un nuevo documental sobre el papa Francisco incluía comentarios en los que este parecía apoyar las uniones civiles de parejas del mismo sexo.
En la película, Francesco, que aún no se había estrenado al momento en que sus comentarios salieron a la luz pública, figura una cita en la que presuntamente el papa dijo que: “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. No se debería expulsar a nadie ni hacerles la vida imposible por ello. Lo que debería existir es una ley con respecto a la unión civil; de esa manera estarán legalmente cubiertos. Yo apoyé eso.”
Como se ha informado en varios artículos del Servicio de Noticias Católicas que han aparecido en The Criterion, la “cita” fue en realidad una compilación editada de diferentes comentarios del papa durante una entrevista con otro medio de comunicación el año pasado. Se combinaron las diferentes declaraciones para atender un propósito.
Según Colleen Dulle, en el número del 22 de octubre de la revista America, el mensaje del papa es:
“[una] protección a la unión civil de las parejas del mismo sexo, en el sentido de que el papa expresó públicamente su apoyo a estas.
“Pero como el propio papa ha dicho a menudo, esto no significa que crea que las parejas del mismo sexo deban casarse. En varias ocasiones, Francisco ha advertido contra las amenazas a la institución del matrimonio y ha descrito el matrimonio como “entre un hombre y una mujer”. Aceptar a los familiares homosexuales o admitir a las parejas del mismo sexo en el derecho civil, dijo, “no implica aprobar los actos homosexuales.’
Al expresar que “el matrimonio es entre un hombre y una mujer,” el papa trazó su habitual distinción entre un matrimonio y una unión civil, y explicó que los estados “quieren justificar las uniones civiles para regular diferentes situaciones de convivencia, impulsados por la necesidad de reglamentar aspectos económicos entre las personas, como por ejemplo garantizar la atención médica.”
Claramente el papa Francisco apoya la santidad del matrimonio y su relación exclusiva entre un hombre y una mujer. Al mismo tiempo, el papa se preocupa de asegurar los derechos humanos y la dignidad de todas las personas.
En su homilía de investidura el 27 de julio de 2017, el arzobispo de Indianápolis Charles C. Thompson habló de lo que él llama los “católicos del tanto y el como”:
“Demasiado a menudo, nos enfrentamos a una mentalidad excluyente. Debemos atrevernos a contrarrestar la creciente polarización, división e individualismo radical que engendran miedo, desconfianza, odio, indiferencia, prejuicios, egoísmo, desesperación, violencia e ideología radical. Como pueblo de fe, y especialmente en mi caso como obispo, considero que nuestra función es estar dispuestos a situarnos en la brecha divisoria y atraer a la gente que se encuentra en los bordes del extremismo, la autoindulgencia y la superioridad moral, actuando como puentes de unidad, embajadores de fe e instrumentos de paz. Para poder lograrlo, tal como el Evangelio nos recuerda, debemos dejar que la semilla, la palabra de la vida eterna, el propio Jesús, se arraigue en el terreno sumamente fértil de nuestras propias almas, de nuestro ser.”
La creciente polarización contra la que advierte el arzobispo Thompson ciertamente está presente en las reacciones de los católicos frente a los comentarios del papa sobre el matrimonio y los derechos humanos de todos, tal y como se ha informado en los medios de comunicación. En lugar de escuchar sus palabras como “un tanto y un como” (tanto una defensa del matrimonio como una afirmación de los derechos humanos para todos), demasiada gente, en ambos lados de la contienda, insisten en una interpretación excluyente.
En la entrada del 27 de octubre de su blog “Truth in Love” (La verdad en el amor), el arzobispo de Seattle Paul
D. Etienne observa:
“Cuando el Santo Padre habla o enseña, casi siempre se dirige a la Iglesia universal. Estados Unidos ya reconoce las uniones civiles de parejas del mismo sexo, que pueden casarse y recibir todas las protecciones legales que eso garantiza. Sin embargo, en muchas otras partes del mundo las personas a quienes les atrae el mismo sexo se enfrentan a una considerable opresión, incluyendo la muerte en algunos países.
“Del mismo modo—y esto es muy importante—el papa Francisco sigue apoyando firmemente la enseñanza de la Iglesia de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer y es una unión permanente. No tiene problema alguno en hacer la necesaria distinción entre las dos realidades de las uniones civiles y el matrimonio. Su enfoque en las uniones civiles es más sobre política pública que sobre la enseñanza de la Iglesia.”
La Iglesia enseña—y el papa Francisco defiende firmemente—que el matrimonio únicamente es posible entre un hombre y una mujer, y que las uniones civiles son construcciones legales destinadas a garantizar los derechos civiles. Distinguir ambos conceptos no puede agradar a quienes insisten en una posición excluyente, pero es coherente con la enseñanza de la Iglesia que se opone a la actividad homosexual pero afirma los derechos y la dignidad de todas las personas.
Tal como lo expresó Dulle en su artículo: “Aceptar a los familiares homosexuales o admitir a las parejas del mismo sexo en el derecho civil, no implica aprobar los actos homosexuales.”
Esta perspectiva del “tanto y el como” refleja claramente el enfoque pastoral característico del papa Francisco que insiste en que las personas que sienten atracción por el mismo sexo deben ser bienvenidas, no rechazadas, en sus propias familias y en la sociedad en general.
(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.) †