Evento brinda unidad cultural a las puertas del Congreso Eucarístico Nacional
Reportaje del personal del The Criterion
Cuando cerca de 400 personas aceptaron la invitación a participar en un nuevo evento de Pentecostés que se llevaría a cabo de manera bilingüe en la Arquidiócesis, Brie Anne Varick sintió que el Espíritu Santo actuaba entre ellos.
“Cuando comenzó el ministerio de oración y empezamos a rezar con la gente, estaba nerviosa porque mi nivel de español es de principiantes.” recordó Varick, directora de la Oficina de Vida Humana y Dignidad de la Arquidiócesis. “No creí que pudiera rezar por las personas que acudían a nosotros con sus intenciones. Pero al igual que en el primer Pentecostés, la lengua no importaba. Mi compañero de oración y yo rezamos, y el Espíritu Santo acudió a nosotros. Fuimos testigos de curación, amor, alegría y paz mientras la gente acudía a recibir el Espíritu Santo.”
El evento tuvo lugar el 18 de mayo en la Catedral de San Pedro y San Pablo en Indianápolis y fue patrocinada por la Oficina del Ministerio Hispano de la Arquidiócesis y los líderes del movimiento apostólico local de la Renovación Carismática Católica (RCC).
El padre Michael Keucher, director de vocaciones de la Arquidiócesis y asesor espiritual del movimiento RCC, celebró la misa en español, a la cual le siguió una procesión eucarística que partió de la catedral y cruzó la calle hasta el Centro Católico Arzobispo Edward T. O’Meara, donde se desarrolló una velada de adoración, música, oración y alabanza.
El encuentro, señaló Félix Navarrete, coordinador del Ministerio Hispano de la Arquidiócesis, ofreció la oportunidad de unir en la fe a cientos de personas de diferentes razas y culturas: hispanos, afroamericanos, filipinos y anglosajones.
“El relato de Pentecostés que leemos en Hechos de los Apóstoles cobró vida durante la vigilia de adoración. Cientos de fieles, al unísono, adoraron la presencia de Jesús Eucaristía,” comentó Navarrete. “El relato de la venida del Espíritu Santo describe que todos ‘empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen’ [Hch 2:4], y eso fue precisamente lo que ocurrió en ese momento; ¡una misma lengua los unía a todos esa tarde! No era necesario ser políglota para entender lo que ocurría en aquel lugar, porque lo que hablaban era el lenguaje de la fe y la caridad.”
El padre Keucher dijo que sintió que “el Espíritu Santo obraba fuertemente en la santa misa, en la gente por la que recé después de la misa, en la adoración y las alabanzas de la gente durante toda la velada. El mismo Espíritu Santo del primer Pentecostés estaba sin duda presente, ¡y llenó todo el lugar de una forma muy poderosa!”
Varick también se sintió conmovido por todo lo ocurrido durante la velada.
“Cuando Félix sugirió que este acto fuera bilingüe, sentí que el Señor afirmaba ese deseo en mi alma e intuí que el Señor quería moverse poderosamente este Pentecostés para traer la unidad a su Iglesia. Dios lo confirmó en la vigilia de Pentecostés, cuando muchos se reunieron para adorar a nuestro Señor en la misa y en la adoración. Cuando empezamos a adorarlo en oración, oí decir al Señor: ‘¡Miren a mis hijos, miren qué hermosos son!’ ”
Según cuenta Navarrete, los equipos de oración del Ministerio estuvieron prestos para rezar con los presentes durante el encuentro y las diferencias lingüísticas no fueron un impedimento. “La fe y la caridad, como virtudes teologales, son dones universales que no necesitan ser comprendidos, sino vividos,” señaló.
El diácono Tom Hosty, director del Departamento de Ministerios Pastorales de la Arquidiócesis, dijo que la procesión eucarística fue para él lo más destacado del acto.
“Mientras avanzaba por la nave central de la catedral siguiendo al padre Keucher, quien llevaba el Santísimo Sacramento alzado, presencié la reacción de toda la gente cuando nuestro Señor pasó junto a ellos,” recuerda el diácono Hosty. “Todos estaban concentrados en él y maravillados. Mucha gente sacó sus teléfonos celulares para grabar el momento. Fue una escena de asombro piadoso ante la presencia de nuestro Señor y ese temor reverente continuó cuando nos reunimos en el salón de actos para la adoración.”
Al igual que su compañero, el diácono Emilio Ferrer-Soto, de la parroquia de San Patricio de Indianápolis, dijo que la velada fue “¡una increíble celebración de la fiesta de Pentecostés! Fue realmente inspirador ver al Espíritu Santo obrando entre nosotros, recordándonos el primer Pentecostés, cuando se fundó nuestra Iglesia,” expresó. “Mientras conmemorábamos este día tan especial, no pude evitar sentir que el Espíritu se agitaba en mi corazón, igual que ocurrió con aquellos primeros discípulos.”
Cheri Bush, asesora de filantropía de Caridades Católicas, dijo sentirse embargada por la alegría y se le saltaron las lágrimas al ver la procesión eucarística cruzar la calle Meridian tras la liturgia.
“De pie a las puertas del Centro Católico, mientras saludaba a todo el mundo, oí a Dios susurrar que muchos de los rostros que veía son regalos para este país por la gran fe que aportan. Sentí una gran esperanza y comprendí, quizá por primera vez, lo que el Papa Juan Pablo II quería decir con su referencia a la ‘nueva evangelización.’ ”
Navarrete dijo que la reunión encajaba perfectamente con el Avivamiento Eucarístico Nacional que se celebra actualmente y el próximo Congreso Eucarístico Nacional que se llevará a cabo del 17 al 21 de julio en Indianápolis.
“Nuestros esfuerzos como líderes pastorales se han volcado en la propagación de la fe a través del reconocimiento de la presencia real de nuestro Señor Jesucristo en la sagrada Eucaristía, que con el tiempo ha pasado a ser un simple ‘signo’ para muchos católicos de todo el mundo, y la promoción de la adoración eucarística que tanto bien hace a nuestras comunidades.” †